Biblia Jubileo 2000 1Y éstas son las palabras de la carta que Jeremías profeta envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los transportados, y a los sacerdotes y profetas, y a todo pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia
2(después que salió el rey Jeconías y la reina, y los de palacio, y los príncipes de Judá y de Jerusalén, y los artífices, y los ingenieros de Jerusalén),
3por mano de Elasa hijo de Safán, y de Gemarías hijo de Hilcías, (los cuales envió Sedequías rey de Judá a Nabucodonosor rey de Babilonia), diciendo:
4Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:
5Edificad casas, y morad; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos;
6casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que paran hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os hagáis pocos.
7Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice traspasar, y rogad por ella al SEÑOR; porque en su paz tendréis también vosotros paz.
8Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni miréis a vuestros sueños que soñáis.
9Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, dijo el SEÑOR. 10Porque así dijo el SEÑOR: Cuando en Babilonia se cumplieren los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para tornaros a este lugar. 11Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el SEÑOR, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12Entonces me invocaréis, y andaréis en mis caminos y oraréis a mí, y yo os oiré; 13y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 14Y seré hallado de vosotros, dijo el SEÑOR, y tornaré vuestra cautividad, y os juntaré de todos los gentiles, y de todos los lugares adonde os arrojé, dijo el SEÑOR; y os haré volver al lugar de donde os hice ser llevados. 15Mas dijisteis: El SEÑOR nos despertó profetas en Babilonia. 16Pero así dijo el SEÑOR, del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio; 17así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellos espada, hambre, y pestilencia, y los pondré como los malos higos, que de malos no se pueden comer. 18Y los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia; y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por silbo y por afrenta a todos los gentiles a los cuales los arrojé; 19porque no oyeron mis palabras, dijo el SEÑOR, que les envié por mis siervos los profetas, madrugando y enviando; y no oíste, dijo el SEÑOR. 20Oíd, pues, palabra del SEÑOR, vosotros todos los trasportados que eché de Jerusalén a Babilonia. 21Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías, quienes os profetizan en mi nombre falsamente: He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los herirá delante de vuestros ojos; 22y todos los transportados de Judá que están en Babilonia, tomarán de ellos maldición, diciendo: Póngate el SEÑOR como a Sedequías y como a Acab, los cuales quemó al fuego el rey de Babilonia. 23Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y hablaron palabra falsamente en mi nombre que no les mandé; lo cual yo sé, y soy testigo, dijo el SEÑOR. 24Y a Semaías de Nehelam hablarás, diciendo: 25Así habló el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Por cuanto enviaste letras en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y a Sofonías sacerdote hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo: 26El SEÑOR te puso por sacerdote en lugar de Joiada sacerdote, para que presidáis en la Casa del SEÑOR sobre todo hombre furioso y profetizante, poniéndolo en el calabozo y en el cepo. 27¿Y ahora por qué no reprendiste a Jeremías de Anatot, por profetizar falsamente a nosotros? 28Porque por eso nos envió a decir en Babilonia: Largo es el cautiverio; edificad casas, y morad; plantad huertos, y comed el fruto de ellos. 29Y Sofonías sacerdote había leído esta carta a oídos de Jeremías profeta. 30Y fue palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo: 31Envía a decir a toda la transmigración: Así dijo el SEÑOR acerca de Semaías de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y os hizo confiar sobre mentira; 32por tanto, así dijo el SEÑOR: He aquí que yo visito sobre Semaías de Nehelam, y sobre su generación; no tendrá varón que more entre este pueblo, ni verá aquel bien que yo hago a mi pueblo, dijo el SEÑOR; porque contra el SEÑOR ha hablado rebelión. |