Biblia Jubileo 2000 1Y respondió Zofar naamatita, y dijo: 2Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro. 3La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia. 4¿No sabes esto que fue siempre, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra, 5que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita por un momento? 6Si subiere su altura hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes, 7como su mismo estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él? 8Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna. 9El ojo que le habrá visto, nunca más le vera; ni su lugar le echará más de ver. 10Sus hijos pobres andarán rogando; y sus manos devolverán lo que él robó. 11Sus huesos están llenos de los pecados de su juventud, y con él serán sepultados en el polvo. 12Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua; 13si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía entre su paladar; 14su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él. 15Comió haciendas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios. 16Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora. 17No verá los arroyos, las riberas de los ríos de miel y de manteca. 18Restituirá el trabajo ajeno conforme a la hacienda que tomó; y no tragará, ni gozará. 19Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, robó casas, y no las edificó; 20por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni escapará con su codicia. 21No quedó nada que no comiere; por tanto su bien no será durable. 22Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia; las manos todas de los malvados vendrán sobre él. 23Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida. 24Huirá de las armas de hierro, y el arco de bronce le atravesará. 25Desenvainará y sacará saeta de su aljaba, y relumbrante pasará por su hiel; sobre él vendrán terrores. 26Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda. 27Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. 28Los renuevos de su casa serán transportados; serán derramados en el día de su furor. 29Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, y la heredad que Dios le señala por su palabra. |