Biblia Jubileo 2000 1Ciertamente la plata tiene su oculto nacimiento, y el oro lugar de donde lo refinan. 2El hierro es tomado del polvo, y de la piedra es fundido el bronce. 3A las tinieblas puso término; y a toda obra perfecta que él hizo, puso piedra de oscuridad y de sombra de muerte. 4Sale el río junto al morador, y las aguas sin pie, más altas que el hombre, se fueron. 5Tierra de la cual nace el pan, y debajo de ella estará como convertida en fuego. 6Lugar que sus piedras serán zafiro, y tendrá polvos de oro. 7Senda que nunca la conoció ave, ni ojo de buitre la vio; 8nunca la pisó hijo de soberbio, ni león pasó por ella. 9En el pedernal puso su mano, y trastornó los montes de raíz. 10De los peñascos cortó ríos, y sus ojos vieron todo lo preciado. 11Detuvo los ríos en su nacimiento, e hizo salir a luz lo escondido. 12Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento? 13El hombre nunca supo su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes. 14El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo. 15No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata. 16No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro. 17El oro no se le igualará, ni el diamante; ni se cambiará por vaso de oro fino. 18De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas. 19No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino. 20¿De dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento? 21Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta. 22El infierno y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos. 23Dios entiende el camino de ella, y él solo conoce su lugar. 24Porque él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo. 25Haciendo peso al viento, y poniendo las aguas por medida; 26cuando él hizo ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos. 27Entonces la vio él, y la tasó; la preparó y también la inquirió. 28Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal el entendimiento. |