Biblia Jubileo 2000 1Bendice, alma mía, al SEÑOR. SEÑOR, Dios mío, mucho te has engrandecido; de gloria y de hermosura te has vestido. 2El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina; 3que establece sus aposentos entre las aguas; el que pone las nubes por su carroza, el que anda sobre las alas del viento; 4el que hace a sus ángeles espíritus, sus ministros fuego flameante. 5El fundó la tierra sobre sus basas; no se moverá por ningún siglo. 6Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas. 7A tu reprensión huyeron; por el sonido de tu trueno se apresuraron; 8salieron los montes, descendieron por los valles a este lugar que tú les fundaste. 9Les pusiste término, el cual no traspasarán; ni volverán a cubrir la tierra. 10 Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; van entre los montes. 11Abrevan a todas las bestias del campo; quebrantan su sed los asnos salvajes. 12Junto a aquellos habitan las aves de los cielos; entre las hojas dan voces. 13El que riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra. 14El que hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre; sacando el pan de la tierra. 15Y el vino que alegra el corazón del hombre; haciendo relumbrar el rostro con el aceite, y el pan que sustenta el corazón del hombre. 16Se sacian los árboles del SEÑOR, los cedros del Líbano que él plantó. 17Para que allí aniden las aves; en las hayas tiene su casa la cigüeña. 18Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para los conejos. 19Hizo la luna para los tiempos; el sol conoció su occidente. 20Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corren todas las bestias del monte. 21Los leoncillos braman a la presa, y para buscar de Dios su comida. 22Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas. 23Sale el hombre a su hacienda, y a su labranza hasta la tarde. 24¡Cuán innumerables son tus obras, oh SEÑOR! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tu posesión. 25Asimismo este gran mar y ancho de términos; allí hay peces sin número, animales pequeños y grandes. 26Allí andan navíos; allí este leviatán que hiciste para que jugara en él. 27Todos ellos esperan a ti, para que les des su comida a su tiempo. 28Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien. 29Escondes tu rostro, se turban; les quitas el espíritu, dejan de ser, y se tornan en su polvo. 30Envías tu espíritu, se crean; y renuevas la faz de la tierra. 31Sea la gloria al SEÑOR para siempre; alégrese SEÑOR en sus obras; 32el cual mira a la tierra, y ella tiembla; toca en los montes, y humean. 33Al SEÑOR cantaré en mi vida; a mi Dios diré salmos mientras viviere. 34Me será suave hablar de él; yo me alegraré en el SEÑOR. 35Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al SEÑOR. Alelu-JAH (Alabemos al SEÑOR). |