Biblia Jubileo 2000 1Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos. 3No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, fuerte, celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen, 6y que hago misericordia por millares de generaciones a los que me aman, y guardan mis mandamientos. 7No tomarás el Nombre del SEÑOR tu Dios en vano; porque no dará por inocente el SEÑOR al que tomare su Nombre en vano. 8Te acordarás del día de reposo, para santificarlo: 9Seis días obrarás, y harás toda tu obra; 10mas el séptimo día será sábado al SEÑOR tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; 11porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto el SEÑOR bendijo el día del sábado y lo santificó. 12Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 13No cometerás homicidio. 14No cometerás adulterio. 15No hurtarás. 16No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 17No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 18Todo el pueblo consideraba las voces, y las llamas, y el sonido de la trompeta, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos; y no hable Dios con nosotros, para que no muramos. 20Entonces Moisés respondió al pueblo: No temáis; que para probaros vino Dios, y para que su temor esté en vuestra presencia para que no pequéis. 21Entonces el pueblo se puso de lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. 22Y el SEÑOR dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23No hagáis junto a mí dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. 24Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi Nombre, vendré a ti, y te bendeciré. 25Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, tú lo ensuciarás. 26Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él. |